Si bien es cierto desde hace más de cien años el arte de la escritura
persuasiva ha sido utilizada para generar la acción de la compra, ligada
estrechamente con la Publicidad, pero de un tiempo para acá esta profesión denominada
Copywriting ya no se encuentra confinada a las agencias.
Ha sido involucrada en nuestra vida diaria con la intención de ir
satisfaciendo deseos y respondiendo a los mercados que se dinamizan, con las marcas
que buscan establecer un elemento diferenciador.
Ahora bien, vayamos directamente al consumidor, como el elemento persuasivo
interviene en la percepción de la persona y vuelve un bolígrafo diferente a los
otros diez que tiene al lado.
En estos tiempos donde lo emocional
reina, porque vivimos en el marketing 3.0 “el de las personas” definido así por
Phillip Kotler, las marcas deben garantizar hacer fácil y rápida la
utilización de los productos en un mercado.
En esta dinámica surge una interrogante ¿Cómo participar en el proceso de
decisión de compra?, el arte de la palabra es decisivo, generando la conexión desde
la historia del porque el bolígrafo marca la diferencia, no es lo mismo firmar
con un bolígrafo negro, que escribir con
un bolígrafo negro de punta ergonómica que te brindará comodidad y seguridad a
la hora de firmar ese documento que cambie tu vida.
Las personas hoy en día necesitan que le vendan no solo el producto sino la
emoción que le produce, de esa manera se identificarán con el mensaje
Lo que trae a la reflexión el desafío
que tenemos los escritores, no solo de persuadir en un mercado saturado de
productos, sino resaltar los beneficios que vayan ligados a los sentimientos de
nuestro público meta, quienes en estos tiempos de resilencia y cambios trascendentales que está sufriendo
la humanidad se encuentran susceptibles, la recomendación es medir el impacto
del mensaje.
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